martes, 10 de junio de 2008


Un diálogo posible entre Psicoanálisis y Medicina China


En un artículo publicado recientemente por la revista Imago-Agenda (1) la Dra. Teresa Yuan (Psicoanalista practicante del hospital Anding de Beijing, China), reseña brevemente el avance del psicoanálisis en las sociedades chinas (China continental, Hong Kong, Tailandia) A partir de su introducción alrededor de 1910.
En China los conceptos de inconsciente, conflicto psíquico, afecto, síntoma han sido, como todo lo que proviene de occidente, recibidos, estudiados e interrogados. El pensamiento chino es, en si mismo abarcativo, acepta aquello que puede resultarle útil y descarta o adapta lo inútil, permitiéndole convivir armónicamente con El Taoísmo, El Budismo, El Confucionismo, El comunismo y hasta el Capitalismo.
Sin embargo, esta cultura, que se mantiene erguida gracias a esa verdadera columna vertebral que constituye su modo de pensar el mundo, sufre los efectos cada vez más notorios del capitalismo mundial globalizado y la economía de mercado: angustia y frustración por la polarización en el status económico de sus habitantes; frustración y temor por causa de la regulación demográfica que permitió el crecimiento económico sostenido pero demolió la tradición (los chinos solían tener muchos hijos como reaseguro para la vejez; la ley del único hijo llena de incertidumbre al ciudadano común que deposita excesivas expectativas en ese hijo); presión e incertidumbre en los jóvenes que reciben sobre sí el peso de una sociedad confucionista (obediencia al mandato paterno) comunista en su moral y capitalista en sus acciones. Los planes de salud mental oficiales contemplan Settings Psiquiátricos y psicológicos, servicios telefónicos de consulta y la propia psiquiatría china, sustentada por la medicina tradicional; farmacopea, acupuntura, moxibustión, ejercicios, masajes, etc.
¿Qué puede aportar el psicoanálisis a la medicina china?
Escucha, esencialmente, escucha. Cuando un trabajador chino, aquejado por distintos síntomas físicos y angustia, porque su hijo no es un buen estudiante y por tanto no obtendrá un trabajo ventajoso al llegar a la adultez, descuidando así el futuro de sus progenitores (la moral confucionista señala que los hijos deben hacerse cargo de sus padres al llegar estos a la ancianidad), decide recurrir a un hospital público, el médico, tras auscultarlo diagnosticará el desequilibrio y aplicará agujas de acupuntura en los puntos que considere necesarios para regular la energía del paciente; es poco lo que el psiquiatra comparte con el sujeto doliente y menos aún lo que éste le dirá; la relación terapéutica es de confianza: en el médico, en el decir del paciente y en la tradición médica: “El enfermo debe confiar en el médico, mantenerse esperanzado y actuar de acuerdo a los consejos de éste” (2)
El psicoanálisis provee a la cultura china dos elementos que su psiquiatría no posee: la posibilidad de hablar y ser escuchado.
Pero, ¿Qué sucede si invertimos la pregunta y nos interrogamos acerca de lo que puede aportar la psiquiatría tradicional china a practicante y paciente de psicoanálisis?.
La medicina china considera que psique y soma son una totalidad que proviene de la misma naturaleza: el cuerpo humano es un conjunto orgánico íntegro de forma (lo anatómico, fisiológico) y Shen (todas las actividades vitales incluido el ánimo, el pensamiento y las otras acciones de la mente), que funciona sincronizado con las fuerzas de la naturaleza. La ruptura del equilibrio entre xing (forma), Shen (espíritu) y naturaleza, determina la aparición de la enfermedad.
También el psicoanálisis considera la interacción psique-soma y, sin ir más lejos, Pichón Rivière nos señala que la conducta Humana es el resultado de la interacción entre las áreas de la mente, el cuerpo y el mundo externo.
Psiquiatría china y psicoanálisis consideran el problema del conflicto psíquico en términos de cargas energéticas: el psicoanálisis considera al cuerpo como el escenario donde se desarrolla el drama de la mente; la medicina china considera a los órganos corporales como poseedores de un “espíritu”: mente y cuerpo son el escenario simultáneo donde se presenta un único drama: el de la enfermedad. Desde este punto de vista, la diferencia es sustancial: la lógica del funcionamiento psíquico responde al esquema neurológico del arco reflejo (recibir energía, transformarla en acción para disminuir la tensión del circuito). El movimiento general del psiquismo Freudiano obedece a este principio orientado hacia la descarga total de la tensión (de más está decirlo esta descarga es hipotética e imposible de lograr: la energía proveniente de las pulsiones no se agota, produciendo una alternancia entre placer-displacer generadora de las neurosis).
La psiquiatría utiliza la noción de energía (Qi) en un sentido mucho más amplio: “no hay en medicina china tradicional espíritu separado del cuerpo (···) el estado subjetivo del ser viviente es el reflejo del estado objetivo de estos órganos y sus funciones (···) el hombre no es más que la conciencia avanzada de la materia”. (3) en suma, la actividad del cuerpo permite la actividad psíquica de las personas, pero no la engendra, sino que simplemente la alimenta. Pero la noción de Qi no se limita al cuerpo; en un sentido amplio, es el conjunto de energía y sustancias que están presentes en la naturaleza y en el ser humano. Siendo la energía vital, el Qi está presente en todas las manifestaciones de la naturaleza, es el elemento fundamental en la constitución del universo, capaz de producir todas las cosas gracias a sus movimientos y transformaciones. Por lo tanto, un psiquiatra chino nunca se plantearía una hipotética descarga de la energía psíquica: la tensión (producto de la hiperactividad de un órgano) no debe descargarse: “donde exista un exceso de energía, esta debe ser tornada al órgano deficiente en ella” (4). Si hallamos un órgano “lleno”, seguramente existe otro que se encuentra “vacío” : la energía debe conducirse a éste para garantizar el equilibrio funcional, nunca dispersarse o descargarse.
Para el psicoanálisis, el aparato psíquico es una estructura estratificada en capas sucesivas; pensamos en la primera o segunda tópicas, la lógica es idéntica.
El psiquismo, para la medicina tradicional china, no posee ni estratos, ni capas sucesivas, es el resultado de distintas formas de energía que se generan unas a otras y se interrelacionan y dominan a partir de una lógica a la vez casual, sucesiva y contigua.
Shen, la conciencia organizadora, que se expresa en el conjunto de las funciones orgánicas, habita adentro de uno de los cinco órganos principales: el corazón (que no debe entenderse en un sentido material, sino como un sistema energético complejo). Shen coordina el psiquismo, es responsable, a la vez, de la conciencia, la inteligencia emotiva, la coherencia y la alegría. Cuando se encuentra desequilibrado hallamos estados de euforia, incoherencia y confusión.
Shen se expresa bajo cinco aspectos: el primero ya lo conocemos; es el Shen de corazón. La segunda es el Hum del hígado, que genera proyectos proporciona su riqueza al inconsciente (sueños, deseos); se relaciona con los instintos heredados, las pulsiones, las pasiones, la imaginación y el acto creativo. Su emoción asociada es la ira que aparece bajo la forma de sueños violentos, pesadillas, proyectos excesivos y delirantes, imaginación desbordada he impulsos incontrolables.
Po, en relación con el pulmón, es la parte más corporal de la conciencia, que determina las acciones y reacciones del organismo destinadas a la supervivencia; se expresa a través de actos instintivos primarios (succión, deglución, etc.). Po es el depósito de todo aquello que la conciencia (en el sentido Freudiano) no puede recordar; lo inconsciente. Su emoción es la tristeza y su deficiencia provoca, entre otras cosas, estados obsesivos con miedo al futuro.
Yi, en relación con el bazo, es responsable del registro de las experiencias, su clasificación y conservación, es decir, el pensamiento y la memoria. Su emoción es la nostalgia y su exceso, la obsesión: repetición incansable de sucesos que permanecen en la memoria.
Zhi, es el quinto aspecto del Shen; emerge de la energía de los riñones y su fuerza es la voluntad, la determinación, la capacidad de llevar a cabo una intención. Aporta autoridad y afirmación al YO; su deficiencia produce miedo y sometimiento; su exceso temeridad, autoritarismo y obstinación.
La actividad funcional de órganos y entrañas depende de las inducciones que le son transmitidas a partir de estos “espíritus viscérales” cada uno de las cuales se encarga de un aspecto particular de la personalidad.
Fantasía y sexualidad, conceptos fundantes del psicoanálisis son analizados desde la medicina china: la fantasía es el producto del Hum, la entidad visceral que sustenta energéticamente al hígado. Hum percibe, clasifica hechos, pero, conjuntamente domina la intuición y la imaginación. La fantasía producto secundario de la imaginación se nos presenta como un ordenador de los sueños. La ira, emoción propia del hígado (y por tanto asociada a Hum) se relaciona con la frustración que proviene de los deseos insatisfechos (físicos, psíquicos o intelectuales). Si estos no se satisfacen convenientemente se produce un fenómeno conocido como “irritación interna” primera etapa de la ira, que tenderá hacia la inhibición o la expresión paroxística: la ira es el resultado del desacuerdo entre fantasía y realidad; muchas enfermedades psicosomáticas (disfunciones hepáticas, hipertensión, migrañas o estados depresivos) provienen de este desacuerdo.
La sexualidad, pulsión básica del psiquismo se encuentra representada en el incesante intercambio de tres entidades y sus órganos: Zhi (riñón), Hum (hígado) y Shen (corazón).
El riñón, soporte de la función sexual, aporta la energía de los ancestros (el jing o esencia) y el sustento material de la reproducción: el óvulo y los espermatozoides: Zhi aporta la voluntad para avanzar hacia el objeto de deseo, también el impulso básico reproductivo. Un exceso de miedo (emoción del riñón) puede producir inhibiciones sexuales; y el desfasaje de Zhi, ciertas formas de perversidad.
El hígado, reservorio de la sangre en la medicina china, aporta la irrigación sanguínea y el Qi necesarios para mantener la erección en el hombre y “calentar la puerta de Jade”, la vagina, en la mujer. Hum proporciona el deseo y la fantasía. Shen, asimismo, provee del “fuego de la pasión” el amor necesario para que el acto sea pleno.
Si ahondamos las relaciones existentes entre las cinco entidades veremos como ciertas estructuras complejas de personalidad pueden explicarse fácilmente: a modo de ejemplo consideremos un individuo que presente un exceso de Po (instintos) y de Zhi (voluntad) asociado a un déficit de Shen (inteligencia); este será una persona cuyo autoritarismo reposa sobre las pasiones instintivas. Por el contrario, quien posea un Shen (inteligencia) y Yi (pensamiento-memoria) equilibrados, será capaz de discernir correctamente; si Yi se desequilibrara, inteligencia y discernimiento quedarían atrapados por pensamientos obsesivos y reiterativos.
Según los médicos chinos, en psicoanálisis trata sólo dos entidades y desequilibra las otras: al pedir al paciente la libre asociación, Shen se desordena notoriamente abandonando su doble control afectivo-intelectual y al bucear en acontecimientos pasados se produce una plenitud de Yi (memoria) que margina al sujeto del presente. La posición de poder del analista (sujeto supuesto saber) anula el Zhi (voluntad) del paciente. Un exceso de reflexión sin voluntad impide el paso a la acción.
Analizaremos a continuación un caso clínico: la relación vincular entre una hija, ya mayor de edad y su madre anciana; imposibilitada de escapar al alzo materno la hija permanece ligada a su madre sintiéndose frustrada e infeliz. Ambas rechazan la posibilidad de una terapia analítica.
Un análisis detallado mostrará que la madre sufre un exceso de Zhi de riñón, factor que la convierte en autoritaria, obstinada e inflexible. El origen de este exceso puede hallarse en la entidad que la antecede, el Po de pulmón que gobierna los aspectos instintivos de la conducta. El miedo a lo que no se puede controlar (cuerpo, pulsiones, instintos), y esencialmente el miedo a los deseos sexuales (riñón=sexualidad), se traduce en un desequilibrio que genera primero miedo, después pánico y para evitar este último un feroz control de la voluntad que se traduce en el manejo del mundo exterior, es decir, de su propia hija.
La hija victima pasiva que solo se revela a partir de síntomas asmáticos, oculta sentimientos violentos no expresados: la ira, sentimiento de Hum se encuentra en desequilibrio por un déficit de Zhi y un marcado estado de miedo irracional; también aquí el origen está en Po, en los instintos que el autoritarismo materno busca controlar. Los síntomas físicos nos orientan claramente: disfunciones hepático- biliares (Hum), asma (Po), dolores lumbares y de rodilla (Zhi). La terapéutica aplicada consistió en tres sesiones semanales de acupuntura. En la hija se tonificaron pulmón y riñón; en la madre se tonificó el pulmón y se sedó el riñón. Tres meses más tarde, la hija inició un tratamiento analítico clásico y comenzó una carrera universitaria. La madre continúo con una sesión semanal de acupuntura y comenzó a centrarse en sus propios intereses.
El caso nos demuestra que en psicoterapia no está todo dicho. La psiquiatría tradicional china nos permite pensar otros aspectos de lo que, como analistas, vivimos pensando. Es sumamente útil en casos en los que el paciente rechaza los tratamientos ortodoxos, librando aspectos de la personalidad que tardan muchos años de terapia para manifestarse. La mayoría de las veces permite la reducción e incluso eliminación de psicofármacos. Síntomas recurrentes que el análisis tarda en desandar pueden ser remitidos en pocas semanas.
En síntesis es otro elemento en la caja de herramientas del analista, que permite la escritura de una página más en le diálogo Occidente-Oriente.

Daniel Capanna.

Notas:
1.- Teresa Yuan. “El psicoanálisis contemporáneo en las sociedades de la cultura china”. Revista Imago-Agenda Nº 86; verano 04/05.
2.- Ye Chenggu. “Tratamiento de las enfermedades mentales por acupuntura y moxibustión”. Ediciones lenguas extranjeras. Beijing. 1992.
3.- Robert Chin-Aili Chin. “La psicología en China Popular”. Ediciones lenguas extranjeras. Beijing. 1980.
4.- Wu Wei Ping. “Acupuntura China”. Editorial Yug. México. 1979.

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